Ir al contenido

Un comerciante y un municipal deben pagar 1 millón de pesos

Fianzas reales de $ 1.000.000 les fueron fijadas a un empleado de comercio y a un municipal, al expirar la prisión que pesaba sobre ellos dentro de una investigación en la que están acusados de vender drogas y de acondicionar una habitación, en el Bº Ejército Argentino, para que personas adictas gozaran de privacidad para ejecutar el consumo de estupefacientes.

En efecto, el juez Fernando Paradelo, concedió el cese de prisión al comerciante, Eduardo Maximiliano Buabse y al municipal, Luciano Nicolás Ledesma, imputados por presunta “infracción a la Ley 23737 en perjuicio de la salud pública”. Todo comenzó en La Banda en 2020. En una causa convencional, los fiscales advirtieron en celulares muchos diálogos por drogas, con sus actores domiciliados en Capital.

Con el envío de las actuaciones, entre agosto y septiembre del 2021, el 17 de julio del 2022 un juez dio luz verde a redadas antidrogas y los federales coparon dos casas en calles 55 y 57 del B° Ejército Argentino y una tercera, en Villa del Carmen.

Buabse fue apresado en el Villa del Carmen y Ledesma, en el Ejército Argentino, en cuya casa habrían sido secuestrados 32 gramos de cocaína fraccionada, 63 de marihuana, $ 10.000, una balanza de precisión, recortes de nailon y celulares. En lo de Buabse, incautaron más de $ 51.000, celulares y una libreta con los clientes morosos.

Justamente, en lo de Ledesma lo federales habrían establecido que los consumidores tenían a su disposición una habitación para “drogarse en paz” y lejos de las miradas indiscretas.

En octubre del 2022 les fueron dictadas las preventivas. Y ahora, el juez Paradelo hizo lugar al cese de prisión. Por Buabse, terció el abogado Jorge Navarro. En tanto, Ledesma ha sido representado por Martín Lencina y José Antonio Azar. Tienen penado vulnerar medidas, en especial reincidir en drogas, más allá de cualquier circunstancia.

Cuatro cómplices jamás delatados y el juicio no tan lejano

La compleja investigación dejó al descubierto, y en suspenso, el rol secundario, pero sustancioso en la logística, de al menos cuatro sospechosos nunca delatados.

Todo habría partido de los diálogos de los propios protagonistas, resueltos en dialogar más allá de lo políticamente correcto y vulnerando la regla de “pocas palabras por celulares”.

A criterio de los investigadores, el amplio mercado que les es endilgado demandaba movilidad y rapidez, dos características difícilmente cubiertas con una motocicleta, o un viaje reservado de algún remisero amigo.

Allí es donde los policías arriesgan que habría cuatro cercanos que cubrían a los apuntados, cuya situación experimentó un giro de 180 grados, pero sin que por ello fueran a malpensar que el sofocón es cosa del pasado. La Fiscalía no bajará ningún cambio y bregará para que la investigación arribe a instancia de juicio oral.

Ante un tribunal, los unos y los otros batallarán y es casi seguro que entre los testigos frente al estrado, declararán varios clientes que disfrutaron de la habitación del placer en el sur.