Se trata de un estudio realizado por la universidad de Harvard, tomarse una copa de vino reduce la necesidad de comer dulces o alimentos con alto contenido en grasas.
El vino podría reducir los antojos por alimentos dulces o altos en grasas que sufren algunas personas durante la noche. Según Linda Monk, quien experimentó esto en carne propia, su insoportable ansiedad por conseguir dulces después de la cena desapareció cuando comenzó a beber una copa de vino después de la comida y antes de ir a la cama.
Científicos de la Universidad de Harvard estudiaron una muestra de 20 000 mujeres durante un largo período de más de 13 años y concluyeron que aquellas que bebían un promedio de dos copas de vino al día reducían significativamente sus probabilidades de padecer obesidad, así como las enfermedades relacionadas.
Otro estudio, en este caso de la Universidad Estatal de Oregon, también llegó a la conclusión de que beber vino puede contribuir a la quema de grasas en el cuerpo. Los científicos anunciaron que el consumo de uvas oscuras, como las que se utilizan para producir el vino tinto, pueden ayudar a las personas con obesidad a quemar grasa más rápido si además se atienen a una dieta relativamente balanceada.
¿Cuántas calorías tiene el vino?
Cada tipo de vino provee a nuestro cuerpo diferentes cantidades de energía medida en calorías. Mientras una copa de vino blanco tiene 120 calorías, una de vino tinto tiene 135, aproximadamente. Esto convierte al vino no solo en el más sabroso de los aperitivos, sino también en el más sano.
Es evidente que si sustituyes el trozo de pastel que comes de postre (unas 235 calorías) por una copa de vino estarás ahorrando muchas calorías. Claro que siempre debes moderarte, una copa o dos está bien, pero beber una botella cada noche no es exactamente una buena idea.