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Santiago, se convierte en colaborador de la lucha contra el chagas de la OMS

La reciente designación de Centro de enfermedad de Chagas y Patología Regional como Centro Colaborador de la Organización Mundial de la Salud, proyecta nuevamente a Santiago del Estero al primer plano del concierto sanitario internacional. Dialogamos con el Dr. Oscar Ledesma Patiño, director del Centro y figura emblemática de la lucha contra la endemia.

La población que vive expuesta al riesgo de contraer la enfermedad de chagas en zonas endémicas de América Latina, es de aproximadamente 65 millones de personas, de las cuales se estima que, al menos 8 millones ya están infectados por el Trypanosoma Cruzi. En Argentina, según estimaciones del Ministerio de Salud de la Nación, el número de infectados asciende a 1.350.000. En este contexto, durante décadas Santiago del Estero fue un bastión de la enfermedad. Sin embargo, desde hace algunos años, a partir de la reformulación del Programa Provincial de Chagas, los logros se suceden.

Primero, la interrupción de la transmisión vectorial en 6 departamentos de la provincia: Ahora, la designación del Centro de Chagas y Patología Regional como Centro Colaborador de la OMS.

Para conocer la importancia de esto, dialogamos con el Dr. Oscar Ledesma Patiño, director del Centro y protagonista principal de la lucha contra la enfermedad.

¿Cuáles son los alcances de esta nominación? Los centros colaboradores de la OMS son instituciones destinadas por el director General de la OMS para realizar actividades de apoyo a los programas de la organización. Actualmente hay radicados en más de 80 estados miembros, que trabajan con la OMS sobre temas.

Este nombramiento conlleva mayores retos, no sólo para Argentina, sino por los compromisos más allá de sus fronteras para colaborar con países de la región de las Américas y proyectar aún más internacionalmente al Centro.

Indudablemente, este status significa un antes y un después para el Centro de Enfermedad de Chagas y Patología Regional. ¿Podría resumir su historia?

La creación del Centro de Enfermedad de Chagas y Patología Regional a inicios de los años ´70 es una consecuencia de la realidad que nos tocaba vivir por aquellos años: la endemia chagásica comprometía a todo el territorio, los índices de presencia del insecto vector eran altísimos y los enfermos clínicos, agudos y crónicos, proliferaban por toda la geografía.

La situación económica, social y cultural de Santiago del Estero era un caldo de cultivo óptimo para la enfermedad y las herramientas para combatirla, muy pocas. Había pocos médicos mal distribuidos…

Es entonces cuando se decide fundar una unidad funcional que concentrara el diagnóstico y tratamiento, pero también se ocupara de la docencia y de la investigación: necesitábamos profundizar el conocimiento y contar con recursos humanos capacitados y entrenados.

¿Y después de aquél inicio?

Fueron años de mucho trabajo y sacrificio, pero los progresos se iban moderando. Recuerdo que en el año 1980, mediante convenio de colaboración entre la Universidad de El Salvador y BID, bajo la dirección de la Dra. Pilar Nieto de Alderete, se da forma a un proyecto denominado Programa de Salud Humana. En este marco se capacitó a equipos de diagnóstico clínico, tratamiento y control de una gran parte del área endémica de América del Sur (Argentina, Chile, Uruguay, Brasil, Paraguay y Bolivia) fue nuestra primera puesta internacional de envergadura. Durante los 3 años que duró este convenio, capacitó a 870 profesionales y técnicos en la provincia y creó una red de diagnóstico con equipamiento adecuado. Los profesionales del Centro de Chagas fueron protagonistas estelares del proyecto y nuestra masa crítica de recursos humanos comenzaba un lento pero incesante aumento.

¿Y Cómo se inicia el trabajo conjunto con la OPS?

Más allá de algunos antecedentes esporádicos, en el año 2010, a partir de la reformulación de nuestro Programa Provincial de Chagas y de otras iniciativas de trascendencia internacional (Jornadas internacionales de enfermedades transmisibles por vectores), el intercambio fue adquiriendo una inédita fluidez: fuimos invitados a contar nuestras experiencias a diversos foros internacionales, México, España (Barcelona), Brasil, participamos de misiones evaluadoras en Bolivia y Ecuador, recibimos médicos de México y Costa Rica para ser formados en nuestro Centro: en fin, nuestro trabajo fue puesto en valor, lo que nos llevó a trascender las fronteras.

¿Y en este contexto se propone esta designación? Efectivamente. El acervo de conocimientos y experiencias con los que contamos tiene un alto valor. Nuestro archivo posee más de 27 mil historias clínicas. No hay otra institución en el mundo con semejante documentación. Y aquí quiero mencionar al Dr. Roberto Salvatella, responsable Regional de la Enfermedad de Chagas de la OPS, quien un día me dijo “esto se tiene que conocer fuera del país. Vamos a trabajar arduamente para que el Centro de Chagas esté en el lugar que merece”.

¿Fue muy trabajoso el proceso?

Sí, enormemente trabajoso. La OMS es sumamente exigente con la designación de sus centros colaboradores. Tienen estrictos estándares como los que hubo que cumplir.

¿Cómo proseguirá la actividad luego de esto? El Centro de Enfermedad de Chagas y Patología Regional está inmerso en un ambicioso proyecto que en los próximos años pasará por consolidar el control de la transmisión con un programa provincial de Chagas sustentable en el tiempo y permanente vigilancia: además de atención médica y social. En este sentido, las autoridades provinciales han hecho de la lucha contra el chagas una política de Estado. Baste mencionar como ejemplo el plan de Erradicación de Viviendas Ranchos, que no sólo devuelve la dignidad a nuestra gente sino que acorrala a la enfermedad de chagas. Digo esto porque la vivienda rancho es el principal factor determinante de la transmisión vectorial de la enfermedad en la Argentina y, por supuesto, en nuestra provincia. Eliminar el rancho es también eliminar la enfermedad. Por eso, no es sólo un plan de viviendas, es una política sanitaria que erradica los ambientes favorables para el vector y consolida el camino hacia la eliminación de la enfermedad como problema de la salud pública.

¿Imagino que en todos estos años de trabajo le han generado un muy fuerte compromiso personal?

Difícilmente pueda reducirse a palabras lo que se siente después de 45 años trabajando para que santiagueños puedan vivir sin riesgo de contraer la enfermedad. He consagrado mi vida a esta lucha, y a ella dedicaré los años que me restan.