El economista Juan Manuel Garzón del Ieral explicó que si bien la inflación es de naturaleza macroeconómica por el exceso en la emisión monetaria, “en la dinámica mensual, la tasa a la que crecen los precios de una economía puede verse afectada por cuestiones microeconómicas, como pueden ser el desequilibrio entre oferta y demanda en el mercado de algún producto relevante (en términos del gasto de las familias) o una revisión tarifaria en algún mercado sujeto a regulación del propio gobierno”.
En ese contexto, “la carne bovina es uno de los productos que más está contribuyendo a la baja de la inflación, a diferencia de lo que sucedía a inicios del año. En los últimos 2 meses, el precio interno de la carne ha crecido por debajo del 2% mensual”.
Detrás de este fenómeno, está “un fuerte crecimiento de la producción de carne (+10% en el 1er semestre), que tiene mucho que ver con la sequía, problemas financieros y necesidad de muchos productores de desprenderse de animales y acortar plazos de engorde mediante sistemas intensivos”.
Agregó que “se suma una demanda externa firme en volúmenes, pero con mucho menor capacidad de pago que el año pasado “. A su vez, “los niveles de encierre y los índices de reposición en feedlots garantizan una afluencia importante de animales para los próximos meses”.