La idea es que cada escuela tenga un proyecto específico. Y que los alumnos cumplan objetivos por materia y no por año. La reforma empezaría a implementarse el año que viene.
En caída libre y sumando fracasos, la escuela secundaria argentina muestra indicadores que hablan de una crisis terminal. Casi cinco de cada diez alumnos que la empiezan, no logran terminarla en tiempo y forma; unos 390.000 pibes -el 10%- en algún momento del año deciden cambiar el aula por la calle. Por la alta repitencia, casi cuatro de cada diez alumnos hoy tienen “sobreedad”. Y para los que sí terminan, tampoco hay buenas noticias: en las pruebas Aprender, el 40% no alcanzó el nivel básico de Matemática y también tuvieron bajo desempeño en Lengua. Se estima que en los próximos años, más de la mitad de los trabajos actuales desaparecerán y se crearán nuevos, que exigirán nuevas combinaciones de saberes y capacidades. ¿Se los brinda la secundaria a la mitad de chicos que hoy la completan? ¿Por qué son tantos los chicos que “se escapan” de la escuela media?
Todos estos asuntos están siendo analizados por los 24 ministerios de educación del país que vienen cocinando, a fuego bastante lento, una reforma drástica de la secundaria, que empezaría a implementarse el año que viene en algunas escuelas. Los lineamientos fueron presentados al presidente Macri el miércoles pasado y posiblemente sean tratados esta semana en la reunión del Consejo Federal de Educación que se hará en Córdoba.
De avanzar con esta reforma, en 2019 todas las provincias ya deberán tener su plan de implementación. Los cambios obligarán a los equipos docentes de cada colegio a presentar un proyecto educativo que le dé sentido a la escuela y, de este modo, motive a sus estudiantes. Cada escuela, además, deberá planificar el año especificando cuáles son los indicadores de mejora que se plantea, de acuerdo a los datos y el informe que entrega la prueba Aprender. No habrá más “profesores taxi” que trabajan pocas horas en muchas escuelas y tienen poco contacto con sus alumnos. En su lugar, los profesores serán designados con cargo y jornada completa para una misma escuela, y así se espera que tengan más contacto con los alumnos. Y cambiaría la forma de acreditar los conocimientos: se piensa en flexibilizar la clásica repitencia, un sistema que demostró no tener éxito y provoca que muchos alumnos, especialmente de los sectores más vulnerables terminen abandonado el colegio.
“Hay un alto consenso de que el nivel medio necesita urgentemente un cambio. Los alumnos no están entusiasmados, se aburren. En diez años hubo un 70% más de inversión en la secundaria: se pasó del 1.1 % del PBI en 2005 al 1.8 % en 2015. Pero no se logró revertir el abandono y la baja formación de los egresados”, dicen en el Ministerio de Educación.
Clarín accedió al documento con el que trabajaron equipos de los 24 ministerios en una reunión que se hizo en Bariloche hace un mes. Allí están expresados los puntos más importantes de esta reforma, reunidos en ocho capítulos principales: organización de los tiempos escolares; evaluación, acreditación y promoción; trabajo por proyectos de aprendizaje interdisciplinario; planificación institucional del aprendizaje; desarrollo profesional docente; saberes emergentes; capacidades; y aprendizaje comunitario/servicio.