El Presidente empezó a desplegar su estrategia en las reuniones que mantuvo condirigentes de la oposición este viernes. Los planes de Scioli para el futuro y un inesperado gesto del Papa Francisco.
Entre tantas cosas que no hubo posibilidad de contar en estos días de vorágine estuvo la preparación de Mauricio Macri para los dos debates presidenciales. Es una información que adquiere especial valor después de las reuniones que mantuvo en su primer día como Presidente con sus contrincantes, salvo Nicolás Del Caño, que rehusó el convite. Basta ver la calidez de cada una de las fotos dentro del despacho presidencial, y la posterior conferencia de prensa de Daniel Scioli, Sergio Massa,Margarita Stolbizer y Adolfo Rodríguez Saá con el ministro del Interior, Rogelio Frigerio, para percibir que todos se sintieron como en su casa.
Efectivamente, el equipo de comunicación preparó al candidato de Cambiemos para que funcione en los debates como él quería, el jefe afectivo y tolerante de una familia integrada por personalidades diversas, con visiones y experiencias distintas, pero con la misma vocación a favor de la Argentina. Ese es el primer dato. Macri quería que se viera su vocación política favorable al diálogo, sin importar ideologías. Pero no le alcanzaba con eso. Pretendía ser visto como un padre integrador.