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Los supermercados argentinos comenzaron a mostrar una tendencia hacia el desabastecimiento de ciertos productos

Desde el inicio de la cuarentena, que lleva más de 200 días, los supermercados argentinos comenzaron a mostrar una tendencia hacia el desabastecimiento de ciertos productos.

Desde la Federación Argentina de Supermercados y Autoservicios, Víctor Palpacelli remarcó que el mercado interno está ahogado entre la falta de oferta y caída del poder adquisitivo.

Desde el inicio de la cuarentena, que lleva más de 200 días, los supermercados argentinos comenzaron a mostrar una tendencia hacia el desabastecimiento de ciertos productos. Si bien los productores de alimentos quedaron exceptuados del aislamiento social, preventivo y obligatorio (ASPO), las limitaciones para circulación de personal, barreras sanitarias y los conflictos interprovinciales terminaron minando la capacidad de mantener una oferta variada ante los consumidores.

De todos modos, la inflación sigue siendo la principal piedra en el camino para la recuperación de la estabilidad y previsibilidad económica. “Buscar el sano equilibrio es la meta. No obstante, la inflación hace perder y achicar el bolsillo del consumidor. Hay que erradicarla”, insistió el empresario y aseguró que “la inflación no se da por el aumento de precios, sino que éste es un resultado de la inflación de la economía”.

Respecto a la Ley de Góndolas, Palpacelli dejó en claro que para que funcione, “el  supermercado necesita rotación y no se puede tener un producto estancado que no se venda, porque eso perjudica también al productor”.

En diálogo con Radio Mitre Mendoza, el presidente de la Federación Argentina de Supermercados y Autoservicios, Víctor Palpacelli explicó que en su relación continua con las fábricas y productores de alimentos, “tomamos la decisión de no recibir y no aceptar listas desde hace 3 semanas”. “las industrias dejaron de entregar y eso pone en juego el desabastecimiento”.

Más allá de que el acuerdo de Precios Máximos fue voluntario, desde la federación dejaron en claro que no es una política que se puede mantener durante mucho tiempo.

“Hemos tenido las mejores intenciones de acompañar”, dijo, pero aseguró que “la industria no puede mantener congelados los precios por diversos argumentos”. Más si se tiene en cuenta la imposibilidad de importar ciertos componentes vitales para productos finales que se distribuyen en el mercado interno.