El Bicentenario de la Independencia nos convoca a la reflexión, pero también a la unión de todos los argentinos y especialmente los santiagueños. Doscientos años de historia nos traen a la memoria, la contribución de Santiago del Estero a la causa nacional. Su emancipación y su posterior independencia estuvo teñida con la impronta de su gente, con el sacrificio, la lucha, el tesón y muchos bienes que la Patria lo necesitaba. Muchos hermanos han dejado la vida para legarnos el presente, han sacrificado aspiraciones y deseos, afectos, terruño, arraigo y porvenir.
Es todo ello, lo que hoy nos obliga y nos compromete a trabajar incansablemente para superar las dificultades y encontrar un sendero de progreso y realizaciones. Santiago del Estero, como Madre de Ciudades ha velado siempre por sus hijos; y este reconocimiento quiero hoy traer a los sentimientos de todos y que juntos podamos abrir las puertas del futuro, para despegar hacia la grandeza y el bienestar de todo el pueblo santiagueño.
Los logros obtenidos hasta el presente, son la génesis del desarrollo al que aspiramos. Nos sentimos orgullosos del trabajo permanente por satisfacer tantas necesidades, pero aún falta mucho más y estamos dispuestos a conseguirlo, entre todos, con consenso, con unión y con mucha solidaridad. Los 200 años de la Independencia Nacional, para recordar los antepasados, pero también para disfrutar y enorgullecernos del presente y poder sentirnos protagonistas de un futuro grande y generoso, que asegure el bienestar de las nuevas generaciones.