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Las nuevas variantes del coronavirus que cambiarán el curso de la pandemia

Desde que la Organización Mundial de la Salud (OMS) clasificó a las variantes del coronavirus como “de preocupación” o “de interés”, y las denominó con una letra del alfabeto griego para no discriminar el país de origen de las mismas, era normal observar que cualquiera nueva variante primero ingresaba a la clasificación “de interés” y semanas más tarde, al ver su evolución o no, podría reclasificarse a “de preocupación”.

Ello no sucedió con la nueva variante Ómicron esta semana. La OMS anunció este viernes que la nueva variante del SARS-CoV-2, es “de preocupación” en vista de la gran cantidad de mutaciones que presenta. B.1.1.529, tal es el nombre de la nueva variante, tiene más de 50 mutaciones en su genoma respecto a la secuencia original de Wuhan. Treinta y dos de ellas en la región de la proteína S.

El Grupo Técnico Asesor sobre la Evolución del Virus del SARS-CoV-2 celebró una reunión extraordinaria ante el hallazgo de la nueva variante, cuya primera muestra se recolectó el 9 de noviembre pasado en Sudáfrica, país que la notificó el día 24 a la OMS. Los expertos del Grupo, indicaron que la Omicron muestra mutaciones múltiples, algunas de las cuales sugieren un mayor riesgo de reinfección que otras variantes que también son de preocupación.

La OMS alertó que el número de casos de Omicron está aumentando en casi todas las provincias de Sudáfrica, donde el índice de vacunación es bajo, y que se le ha detectado a tasas más rápidas que los aumentos repentinos de infección anteriores, lo que hace pensar que puede tener una ventaja de crecimiento. En las últimas horas, se ha detectado en 6 países europeos, incluidos Reino Unido y Alemania. Por lo que se supone que aunque cientos de países cierren sus fronteras a las naciones africanas, la nueva mutación ya les ganó de mano y está presente en otros continentes.

La variante tiene una asombrosa colección de mutaciones que se cree que aumentan su capacidad para propagarse y eludir parte, pero no toda, de la protección de las vacunas. Los científicos están preocupados por la acumulación de mutaciones en la proteína S, porque algunas de esas mutaciones ya se han detectado en otras variantes, pero no todas juntas en una misma variante. La variante Delta sigue siendo la dominante en todo el mundo y aún no está claro si ómicron podrá desplazarla, dijo el doctor Graham Snyder, director médico de prevención de infecciones y epidemiología hospitalaria del Centro Médico de la Universidad de Pittsburgh.

Pero la nueva variante presenta más de 30 mutaciones en la parte del virus a la que se dirigen las vacunas disponibles, además se sospecha que ha provocado un aumento de las nuevas infecciones en Sudáfrica. “Es probable que las mutaciones de ómicron hagan que ciertos tratamientos contra el COVID-19 -incluidos algunos anticuerpos fabricados- sean ineficaces”, dijo el doctor David Ho, profesor de microbiología e inmunología de la Universidad de Columbia.

Las píldoras antivirales experimentales -como Paxlovid de Pfizer Inc y molnupiravir de Merck & Co Inc – atacan partes del virus que no han cambiado en ómicron, y estos fármacos podrían ser aún más importantes si la inmunidad natural y la inducida por la vacuna se ven amenazadas. Los científicos afirman que podrían pasar varias semanas antes de poder definir el tipo de enfermedad causada por la variante, determinar su grado de contagio e identificar hasta dónde se ha extendido.

Algunos señalan que otras variantes preocupantes, como la Beta, que también se detectó por primera vez en Sudáfrica, fueron finalmente sustituidas por la Delta.