La ropa y el calzado fueron los productos que más aumentaron de precios el año pasado, con una suba del 60% durante todo el 2020, y pese a los esfuerzos que buscará hacer el Gobierno para evitar que la inflación se dispare más allá del 29% proyectado en el Presupuesto, los valores de esta industria para el primer semestre del año ya están jugados. La temporada de invierno, en el caso de las marcas nacionales, llegará a los mostradores con aumentos del orden de 40%, advierten en el sector.
La explicación que ofreció la industria para dar respuesta al contundente dato que publicó el Indec fue que el incremento promedio fue del 60%, pero que las marcas que fabrican localmente habían aumentado menos (45%) y que lo que subió el promedio fueron los aumentos de las que importan casi todas sus prendas y la indumentaria de los mercados informales. ¿Qué pasará este 2021? ¿Seguirán empujando los costos los mismos factores que el año pasado?
Coinciden en el sector que el primer semestre del año será más complejo debido a que lo que se pondrá a la venta por la nueva temporada ya se fabricó hace seis meses y persisten los problemas provocados por la pandemia, como la restricción de la oferta, el aumento de los costos y la pérdida de productividad.
Sin embargo, y dependiendo de lo que suceda con el virus durante el invierno, la expectativa es que a partir de abril o mayo esta tensión de precios que el sector viene padeciendo desde agosto del año pasado afloje a partir de una normalización de la oferta y un dólar que podría subir a un ritmo menor producto de las elecciones. En la medida de lo posible, y de que aparezcan las divisas del campo, el Gobierno podría usar el tipo de cambio como ancla para reducir las expectativas inflacionarias, que el mercado está previendo en torno al 50% para este año. El objetivo es cumplir con la meta presupuestaria del 29% por ciento.
“Hay una tensión de precios que se vivió desde agosto en adelante porque las empresas empezaron a requerir materia prima, había poca y eso hace subir los precios. O se acortaron las condiciones de pago, lo cual también incide en los costos. Es decir, fue una tensión productiva producto de la escasez; faltó producción global y nacional de materias primas por la pandemia. Lo que va a suceder a partir de marzo y abril es que va a empezar a liberarse la oferta y la demanda”, explicó el presidente de la Cámara Industrial Argentina de la Indumentaria (CIAI), Claudio Drescher. Si bien la ropa de invierno llegará con mayores aumentos, la suba anual rondará el 40%, estimó el empresario.
Desde la Fundación Protejer, los industriales textiles avizoran el mismo escenario. Según una fuente de la entidad, “es difícil hacer una previsión exacta de cuál será el aumento de precios del año, pero hay parámetros que preocupan y que llevarán a un reacomodamiento”. Los puntos a tener en cuenta para evaluar qué sucederá con los precios este año son los siguientes:
– Las paritarias: “El aumento salarial de este año va a ser considerable respecto del año pasado porque hay que hacer una recomposición. Y eso va a tener una clara incidencia en costos y, por ende, en precios. Los sueldos están muy atrasados”, dijo el industrial textil.
– Impacto del dólar y el aumento de las materias primas: la Argentina es fuertemente dependiente de insumos importados y todas las materias primas han subido, sumado al costo de los fletes, que aumentaron más de 700%. Un contenedor que traslada mercadería desde India o China al país valía USD 1.500 antes de la pandemia y hoy se ubica por encima de USD 14.000 dólares, y este incremento impacta en todos los eslabones de la cadena.
– Oferta de productos: según prevén en la industria, la cantidad de producción disponible se va a incrementar fuertemente a partir del segundo semestre porque “las inversiones que se están planteando para el sector son muy fuertes. Eso va a aflojar la tensión de precios”. “Esta tensión va a estar más en los primeros meses del año porque lo que se consuma en primer semestre es lo que a se fabricó en el ultimo semestre de este año y ya sabemos los problemas que hubo”, dijeron en la Fundación.
– Impacto de la productividad: “Hubo y va a haber reacomodamiento de los precios dependiendo de las escalas. Nadie puede prever con mucha exactitud cuánto va a afectar la pandemia en el primer semestre. Las empresas han tenido un costo fijo enorme porque hubo que sostener todo un staff fabricando muchas menos unidades.
“Creo que este año la ropa va a estar cerca del 40% de aumento por el efecto dólar, no sólo sobre el producto netamente importado sino sobre los insumos, y por las paritarias. Yo creo que el ajuste salarial tiene y va a estar en un piso del 35%”, consideró Marco Meloni, uno de los vicepresidentes de Protejer.
Todos estos factores son mencionados en un trabajo que el sector está preparando para presentarle al Gobierno en los próximos días, a pedido de la secretaria de Comercio Interior, Paula Español. Representantes de la CIAI, Protejer y la Federación de Industriales Textiles (FITA) se reunieron con la funcionaria en diciembre, con el dato de la suba de precios de 2020 sobre la mesa, y ella les pidió un informe con la justificación de los incrementos del 60%. Si bien es un sector amigable con el Gobierno y al cual siempre se lo ha defendido, Español les dejó bien en claro su disgusto con la suba de precios cuando es un rubro muy beneficiado con el programa Ahora 12, y más aún, con los tres meses de gracia.
Según el borrador del trabajo al que accedió este medio, el sector hace un repaso del proceso inflacionario que tuvo la cadena durante 2020 y lo adjudica, en gran parte, al contexto impuesto por el Covid-19. “La industrial textil nacional se destaca por generar un proceso de alto valor agregado a las materias primas nacionales e importadas, que están dolarizadas y tuvieron en el 2020 un doble efecto, subas muy importantes en dólares que fueron amplificadas por el efecto de la propia devaluación de nuestra moneda nacional”, dice el texto.
Y continúa con la cita de dos ejemplos:
a) la fibra de algodón que se produce en el país y su valor interno medido en dólares sigue los precios internacionales, sufrió un incremento del 51% entre mayo y diciembre,
b) el caso del polyester texturizado que es importado y aumentó en origen en el mismo periodo un 27% en dólares, mientras que el flete de Asia a la Argentina se incrementó en promedio un 600 por ciento.
“A los aumentos del transporte, la energía y de un nuevo convenio salarial, se debe tener en cuenta que las restricciones que impuso la pandemia impactaron en menores volúmenes de producción, pérdidas de productividad, trabajadores dispensados que debieron ser compensados con horas extras o una mayor dotación, etcétera. La industria trabajo en el 2020 en promedio al 37% de su capacidad instalada, conviviendo con mayores costos estructurales, que generaron una subabsorción de costos fijos que hicieron aumentar los costos unitarios”, dice el texto. A ello se sumó el hecho de convivir con “canales de distribución y de comercialización cerrados durante gran parte del año, restricciones que en la actualidad todavía permanecen parcialmente y caídas del consumo y de ingresos”.
En este marco, el sector plantea también que están haciendo el mayor esfuerzo para ampliar la oferta productiva y preservar los trabajadores pero que enfrentan la inflación como un enemigo común. “Sabemos que atenta contra el poder adquisitivo de los argentinos, que son nuestros clientes y a los cuales debemos preservar”, asegura el documento, en el que además consideran imprescindible para avanzar en este camino:
– Flexibilizar las restricciones sanitarias a partir de las vacunas para bajar costos fijos.
– Estabilizar la macroeconomía.
– Tener acceso al mercado de cambios para abastecerse de insumos no producidos y realizar inversiones.
– Bajar aportes y contribuciones a través del programa REPRO para los eslabones que todavía más sufren, como el caso de la industria del sweater.
– Acceder a créditos blandos para capital de trabajo e inversiones