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La inflación, sin freno: aumentos y cuellos de botella en el sector mayorista siguen impulsando los precios

Aunque el ministerio de Economía e incluso las consultoras privadas esperan una desaceleración de la inflación en los próximos meses, la caída del ritmo de aumento de los precios al consumidor será muy lenta, debido al impulso que aún deben absorber de las fuertes subas recientes en los precios mayoristas.

Un informe de Marcos O’Connor, investigador del Ieral de la Fundación Mediterránea, recuerda al respecto que en abril los precios mayoristas aumentaron 4,8% y acumulan un aumento del 61,3% en los últimos doce meses, 16,1 puntos por sobre el aumento del tipo de cambio oficial, principal “ancla” del gobierno para frenar la inflación. Ese ancla, se supone, es más potente en el sector mayorista, que tiene mayor incidencia de bienes “transables”, más influidos por la evolución del dólar, los precios internacionales y las condiciones de abastecimiento locales.
O’Connor notó además que la suba de precios internacionales impactó en especial en los rubros mayoristas vinculados a los sectores agropecuario y mineral, que en el último año acumularon variaciones de 62,2% y 106,2%, respectivamente. Además, en abril los precios mayoristas nacionales subieron el 5%, el doble del 2,5% que los precios mayoristas importados, lo que explica en parte la brecha entre el tipo de cambio oficial y los precios mayoristas.

¿Qué efecto puede tener todo esto sobre la inflación minorista (precios al consumidor) en los próximos meses? Según O’Connor, “las presiones inflacionarias también tienen que ver con cuellos de botella del lado de la oferta, que en algunos segmentos reconocen determinantes adicionales, caso de problemas de organización productiva por el factor Covid (aislamiento de personal) y, más recientemente, por la interrupción de suministros energéticos”. De hecho, no sólo los precios mayoristas subieron más que los minoristas el último año, también los costos de la construcción aumentaron un 55 por ciento.
De arrastre

Esta dinámica no es nueva; se inició en septiembre de 2020, cuando empezaron a levantarse restricciones y aumentó la circulación. Otro factor fue el aumento de los precios internacionales de las commodities: en los últimos doce meses, los bienes manufacturados aumentaron un 56,6 %, seguido por los productos pesqueros y la energía eléctrica, con subas de 45,6 % y 36,9 %, respectivamente.

También la consultora ACM, al evaluar los precios mayoristas, notó la aceleración reciente, desde un 52% en los doce meses a marzo hasta 61,3% en doce meses acumulado a abril. “lo que implica una evolución de los precios mayoristas 15 puntos porcentuales superior a la inflación minorista para el mismo período”. ACM destaca que los precios mayoristas suelen reaccionar más rápido que los minoristas a los shocks de política monetaria y, por caso, de las subas de combustibles por lo que, afirma, “su evolución podría estar adelantando tasas de inflación en niveles altos para los próximos meses por el trasvasamiento parcial hacia los precios minoristas”.

Según la consultora, aunque la tasa de devaluación oficial se venía desacelerando y las tasas implícitas de corto plazo de futuros de dólar siguen mostrando “una relativa pax cambiaria (no así en fecha posteriores a las elecciones)”, los mayoristas nacionales fueron alcanzados por un aumento del 8,9% de la energía eléctrica, debido al aumento de los combustibles y al de las tarifas a comercios e industrias.