¿La quinta será la vencida? Leonardo DiCaprio se enfrenta una vez más al dictamen final de los Oscar, premio para el cual fue nominado 4 veces como Mejor Actor Protagónico, y una, como Mejor Actor de Reparto, en todos los casos, negativo. A sus 41 años, con una trayectoria inmensa y variada, el actor buscará romper la maldición. Pero la pelea es fuerte.
A diferencia de otras ediciones, esta entrega de los Premios de la Academia de Hollywood no tiene preferidos ni ganadores asegurados. Cualquiera puede llevarse el premio mayor y cualquiera puede convertirse en la sorpresa de la noche. El propio Leonardo DiCaprio, número puesto hace algunas semanas en el rubro Mejor Actor Protagónico, ya no tiene tanta ventaja sobre Eddie Redmayne (último triunfador en la categoría) ni sobre Bryan Cranston (uno de los preferidos por el público y la crítica tras su trascendental composición de Walter White en Breaking Bad). El actor es el tercero en discordia por su papel de un guionista perseguido en la época de las listas negras en el Hollywood anticomunista de los cincuenta. En la contraparte femenina ocurre otro tanto. La lógica dice que Brie Larson por su labor de madre cautiva en La Habitación debería ser la ganadora, pero no hay que olvidar la presencia de Cate Blanchett (por su trabajo en Carol) y de Jennifer Lawrence (por su trabajo en Joy) ambas, niñas mimadas de la Academia, que ya tienen su estatuilla, pero que siempre son duras competidoras. En los quintetos de nominados en los rubros de reparto, la cosa también está dividida: Sylvester Stallone debería ser el triunfador por su papel de un Rocky de la tercera edad en la fundamental Creed. Pero Tom Hardy “la rompe” como villano de El Renacido, y Christian Bale logra una composición sólida en La gran apuesta. En el frente femenino, Alicia Vikander debería ser la ganadora por su sutil, pero conmovedora performance en La Chica Danesa, en un quinteto muy poderoso en donde también pueden salir triunfadoras Jennifer Jason por su tremenda labor en el opus de Tarantino Los ocho más odiados o Kate Winslet por su actuación en Steve Jobs. “Película extranjera” también es una categoría complicada de definir: la representante latina, la colombiana El abrazo de la serpiente es visualmente poderosa y con una historia cautivante, aunque tiene enfrente a la húngara El Hijo de Saúl, ambientada en un campo de concentración en pleno nazismo (y ya se sabe cómo gustan estas historias a los jurados) y a la francesa Mustang que viene precedida de grandes elogios. Todo esto sin olvidar a la danesa A War: la otra guerra, un drama bélico ambientado en Afganistán de alto impacto. Cualquiera puede ganar, y las apuestas están parejas. La lógica dice que si un filme gana el premio mayor, también debería apoderarse del rubro mejor director (se supone que si filmaste la mejor película, sos por ende el mejor director) sin embargo, esto no siempre es así. Inexplicablemente muchas veces la Academia ha elegido una película como la mejor y al director de otra en su rubro. ¿Qué ocurrirá este año? El Renacido tiene todos los números para alzarse con el máximo galardón. Las otras siete películas no tienen ni la espectacularidad, ni la belleza, ni la puesta de esta tremenda cinta. Debería ganar el Oscar. ¿Pero qué pasará con su director el mexicano Alejandro González Iñárritu? También debería ser el triunfador. Viene de ganar el año pasado ese mismo rubro por Birdman, (sin olvidar que en el 2014 otro compatriota suyo, Alfonso Cuaron, había alzado el premio por Gravedad) ¿Tres años seguidos, el mejor director, un mexicano? Por eso, no sería extraño que la Meca del Cine conforme a Iñárritu con el reconocimiento a su película, y premie en dirección a un prócer como George Miller por Mad Max: Furia en el camino. En todo caso, en pocas horas, sobre el escenario del Dolby Theatre, la especulación terminará y la verdad será revelada.