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Fernández no encuentra la solución: La inflación de enero fue del 4 por ciento

La inflación de enero se ubicó en el 4 por ciento, informó este jueves el Indec. Junto con al incremento del 4 por ciento de diciembre, se trata del mayor valor de inflación desde noviembre de 2019. La fuerte suba general de los precios el mes pasado se explicó en primer lugar por el desempeño de alimentos y bebidas, que trepó 4,8 por ciento, impulsada por carnes, frutas y aceites. También contribuyó la suba de telefonía e internet, restaurantes y hoteles y recreación y cultura, junto a naftas y autos. Con el dato de enero, la inflación interanual ascendió al 38,5 por ciento, por arriba del dato de cierre de 2020, que fue del 36,1 por ciento. La meta del gobierno es que en 2021 la suba de precios esté cinco puntos por debajo de la del año pasado, es decir, que se ubique en 31 por ciento.
El principal aporte a la inflación de enero provino del rubro de alimentos y bebidas. Según el Indec, el kilo de asado subió 11,3 por ciento y el filet de merluza fresco, 14,4. La leche en polvo entera avanzó un 9,1 y el vino común, 5,7 por ciento. También se destacó la suba del cuadril (10,3), la salchicha (6,5), queso cremoso (3,8), yogur firme (4,2), gaseosa en base a cola (4,3), y cerveza (3,8). Entre los estacionales, subieron más fuerte el limón, naranja, banana, batata, cebolla y lechuga.
El segundo rubro en relevancia para la suba de precios de enero fue comunicación, a causa del incremento del 17,2 por ciento en servicios de telefonía e internet. Parte de este alza está en disputa judicial porque el gobierno sólo autorizó a las empresas a aplicar incrementos de entre el 5 y el 8 por ciento.
El capítulo de restaurantes y hoteles subió 5,8 por ciento y recreación y cultura lo hizo en un 4,4 por ciento, reflejo de la temporada turística y la reapertura de actividades que venían con problemas de autorización de protocolos sanitarios.
El rubro de salud subió 3,2 por ciento porque si bien las prepagas se mantuvieron sin aumentos (luego del incremento del 10 por ciento en diciembre), los remedios lo hicieron en un 4,6 por ciento. En cambio, prendas de vestir quedó estable, al igual que los servicios de electricidad, gas y agua.
Aceleración inflacionaria
En los últimos meses se observa una aceleración de la inflación, desde el piso de 1,9 por ciento en julio; 2,7 en agosto; 2,8 en septiembre; 3,8 en octubre; 3,2 en noviembre y 4 por ciento tanto en diciembre como en enero. Así, el 2020 cerró con una inflación del 36,1 por ciento y del 42,1 por ciento en el caso de los alimentos, que componen la mayor parte de las canastas de consumo de los hogares más pobres. Dado que los ingresos se movieron muy por debajo de esas cifras, lo cual no solo incluye los aumentos salariales sino también la pérdida de ingresos por caída del empleo, el año pasado configura el tercero seguido de deterioro de la situación socio-laboral.
Claro que el 2020 estuvo dominado por la pandemia, que provocó uno de los peores episodios de caída de la economía mundial en la historia moderna. Sin embargo, en materia inflacionaria, la pandemia ofreció cierto respiro: por un lado, frenó la actividad económica y derrumbó el consumo en varios rubros, mientras que los precios internacionales se desplomaron con las primeras medidas de confinamiento. Además, dio la posibilidad al gobierno nacional de aplicar medidas extraordinarias como el control de precios en todo el abanico del consumo masivo junto al congelamiento de servicios públicos. En consecuencia, los precios frenaron su inercia en la primera parte del 2020. De ahí que la inflación anual siga estando por debajo del 53,8 de 2019.
Pero factores como cierta recuperación del consumo, la explosión de los precios internacionales, la demanda de carne de parte de China y la pretensión de recomposición de rentabilidad de vastos sectores de la economía movieron la aguja de los precios. Ahora el gobierno enfrenta un complejo desafío para llegar a su meta 2021.
En doce meses
La inflación en la comparación anual quedó en el 38,5 por ciento. El rubro con el mayor incremento es prendas de vestir y calzado, que a pesar de la crisis de consumo registra un alza del 60,5 por ciento en doce meses. Le sigue recreación y cultura (47,8), equipamiento y mantenimiento del hogar (43,6 por ciento) y alimentos y bebidas (42,3). En la otra punta está vivienda, agua, electricidad, gas y otros combustibles, que muestra una suba anual del 18,1 por ciento, a causa de la política de congelamiento de los servicios públicos aplicada por el gobierno nacional.