Caminar es una de las actividades más simples que existen, pero a la vez, uno de los ejercicios más efectivos para mejorar la salud mental. Sin embargo, no basta con caminar por caminar; es el tiempo y la intensidad con los que se realice este ejercicio los que realmente marcan la diferencia.
Con el ritmo adecuado y la cantidad de pasos necesarios, se puede reducir el estrés, aumentar la concentración y hasta prevenir problemas cognitivos a largo plazo.
La clave está en encontrar ese equilibrio, algo que no solo es recomendable, sino también accesible para todos, sin importar la edad o el nivel de condición física.
Para experimentar mejoras en la salud mental, el tiempo dedicado a caminar es fundamental. Investigaciones científicas realizadas por el Hospital de Clínicas de la UBA indican que, para obtener beneficios significativos, se debe caminar durante 30 minutos al día, al menos tres veces a la semana.
Favorece el funcionamiento del cerebro, mejorando la memoria y ayudando a mantener el bienestar cognitivo.
Favorece el funcionamiento del cerebro, mejorando la memoria y ayudando a mantener el bienestar cognitivo, mejora de la circulación sanguínea, lo que optimiza el funcionamiento de las neuronas.
La intensidad de la caminata es otro aspecto crucial para aprovechar al máximo sus beneficios. Según el doctor Flavio Mercado, jefe de Neurología del Hospital de Clínicas, la intensidad recomendada es caminar entre el 50% y el 70% de la frecuencia cardíaca máxima.
Este nivel de esfuerzo, que permite un ritmo rápido sin generar agotamiento, es óptimo para activar el cerebro sin sobrecargarlo.
Cuando se camina a esta intensidad, el cerebro recibe un aumento en la oxigenación y se estimula la liberación de neurotransmisores que favorecen la memoria y las conexiones neuronales.
Es importante encontrar un equilibrio que permita caminar a un paso acelerado, pero sin alcanzar el agotamiento total.
- Caminar en espacios naturales como parques o cerca del agua, ya que esto potencia los efectos psicológicos positivos.
- Variar la intensidad de la caminata alternando entre pasos rápidos y más lentos, lo que aumenta la resistencia y mejora la quema de calorías.
- Usar peso adicional en forma de una mochila liviana para fortalecer los músculos durante el recorrido.
- Subir escaleras o caminar en cuestas, lo que permite trabajar grupos musculares específicos y mejorar el equilibrio.
- Practicar mindfulness o atención plena, enfocándose en la respiración y el entorno, lo que ayuda a reducir el estrés y la ansiedad.