La mujer develó un verdadero calvario. Cada vez que no le gustaba la comida la orinaba en la cara a la víctima.
Un incalificable sujeto quedó tras las rejas durante la medianoche del jueves cuando la policía arribó a la vivienda donde residía con su familia en el barrio Tabla Redonda de La Banda y descubrió que tenía encerrada a su pareja y a su hija de cinco años.
El brutal caso de violencia de género salió a la luz cuando una joven de 21 años fue alertada a través de un mensaje de texto que —una vez más— su padre estaba agrediendo a su madre y a su hermana menor.
De inmediato la joven se presentó en la casa en cuestión, ubicada sobre pasaje Absalón Rojas, y encontró la vivienda completamente cerrada. Al golpear a la puerta notó que su madre pedía ayuda desde adentro mientras que su padre —de 40 años— le pedía que se fuera, y que no la dejaría entrar.
Desesperada por no saber cómo auxiliar a las víctimas, la joven llamó por teléfono a la policía y contó lo sucedido. Personal de la Comisaría Nº2 de la Mujer y la Familia arribó a la vivienda y confirmó lo que decía la joven.
De inmediato se comunicaron con el fiscal de turno en la Unidad de Violencia de Género e Intrafamiliar —Dr. Pedro Ibáñez— quien pidió autorización y ordenó que los uniformados entren a la casa y rescaten a madre e hija.
Así fue que los policías derribaron una puerta y encontraron a la mujer completamente lesionada y a la menor en una crisis de nervios mientras que el acusado estaba encerrado en otra habitación.
Los uniformados abrieron la puerta y a pesar de la resistencia que el salvaje sujeto opuso finalmente fue detenido y trasladado a la Comisaría.
Más tarde, cuando consiguió calmarse la víctima (42) confió que el ataque había comenzado cuando ella le sirvió la comida y el sujeto comenzó a insultarla manifestándole que no le gusta el hígado que había preparado.
La joven mujer reveló que desde hace mucho tiempo sufre violencia por parte del acusado y que cada vez que salía a trabajar las dejaba encerradas con llave. Sostuvo que la situación empeoró cuando éste fue diagnosticado de una enfermedad por la cual no concurría a su lugar de trabajo.
Entre las tantas prácticas aberrantes que la damnificada contó, expresó que en reiteradas oportunidades, cada vez que ella cocinaba y a él no le gustaba la comida, éste en medio de la cocina se bajaba los pantalones, tiraba a su pareja al piso y la orinaba en la cara.
Las funcionarias policiales, que escucharon horrorizadas el relato de la mujer, alertaron al Dr. Ibáñez sobre todo la situación.
La víctima y su hija, fueron examinadas por el médico de Sanidad, quien constató las heridas que presentaban.