El Gobierno apuntó sus cañones contra las gestiones de Néstor y Cristina Kirchner apenas un día después de anunciar el pago de juicios a jubilados y la apertura de un blanqueo de capitales.
La síntesis de la postura oficial contra el kirchnerismo la marcó el ministro de Interior, Rogelio Frigerio, a quien le siguieron otros funcionarios nacionales en distintas apariciones públicas este sábado.
“Hemos desactivado la bomba”, sentenció Frigerio, tras una recorrida oficial por Santa Fe junto al jefe de Gabinete, Marcos Peña, y al intendente radical, José Corral, donde se abrió la licitación de las obras para la relocalización de familias que se vieron afectadas durante las inundaciones del verano pasado.
El Gobierno aspira a captar US$ 20.000 millones con el proyecto de blanqueo de capitales que comenzará a tratar el Congreso la semana que viene y que tendrá un premio para los cumplidores y permitirá blanquear dinero a funcionarios y ex funcionarios públicos de los últimos cinco años. El presidente Mauricio Macri presentó la iniciativa ayer en un centro cultural porteño y destacó que los fondos obtenidos por el blanqueo se destinarán al pago de los juicios de los jubilados y para nuevas inversiones.
“Este era un avión al que si no le torcíamos el rumbo, se estrellaba”, aseguró el funcionario en diálogo con radio Mitre. “Tuvimos que adoptar políticas a veces antipáticas y duras pero preferimos decirle la verdad a la gente, ser responsables y evitar que esta bomba explotara, y lo hemos conseguido”, completó.
Frigerio, además, comprometió al Gobierno a “resolver el problema estructural de empleo, de una economía que en los últimos 5 años no pudo crear empleo”.
“Una vergüenza”
Por su lado, el director del Anses, Emilio Basavilbaso, recordó en comunicación que el kirchnerismo “se financió” con los fondos del organismo, que estaban destinados para los jubilados, al tiempo que consideró como “una vergüenza que no se hayan pagado” antes las correcciones en los haberes previsionales.
En la misma línea se mostró Peña. En un comunicado, el funcionario expresó: “La deuda con los jubilados era un motivo de vergüenza para nuestro país, porque la ley y la Corte Suprema les daban la razón, pero, sin embargo, el Estado especulaba y dilataba el pago, tanto de la deuda como de los nuevos haberes”.
La disputa dialéctica pasará ahora al Congreso. Peña se mostró confiado en que el proyecto del Programa Nacional de Reparación Histórica a Jubilados y Pensionados tendrá un “amplio acompañamiento” en el Congreso de la Nación.
Nadie en la oposición criticó ayer la decisión del Gobierno de cancelar las deudas con los jubilados y reajustar sus haberes un 45 por ciento, todo lo contrario. Pero lo que sí está dispuesta a discutir la oposición es la “letra chica”: cómo el Estado prevé financiar semejante gasto sin poner en riesgo la sustentabilidad a futuro del sistema previsional.