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Descubrí por qué es bueno comer tomate

Los tomates son, sin ninguna duda, uno de los ingredientes fundamentales en casi la gran mayoría de las cocinas, especialmente por sus importantes beneficios y propiedades. Se pueden comer en ensaladas, pero también solos, hervidos, en salsa…No en vano, tal y como podremos ir viendo a lo largo del presente post, destaca por la cantidad de minerales, vitaminas y agua (en torno a un 94%) que contiene.

Su color rojo intenso, por ejemplo, es debido a su contenido en licopeno, una sustancia antioxidante que no se convierte en vitamina A, y que ejerce un efecto protector frente a un gran número de problemas cardiacos.
¿Qué componentes lo hacen apropiado para nuestra salud? ¿Cuántos tomates debemos comer? ¿Es mejor consumirlo crudo en ensaladas o cocido en salsas? Aquí las respuestas a estas interrogantes.

El tomate es rico en folato, vitamina E, hierro y potasio, pero su componente estrella es el licopeno, aquel que le da su particular color rojo. ¿Qué de bueno tiene el licopeno?
Este componente es uno de los antioxidantes más potentes que existen y se encuentra en la pulpa del tomate.

¿Qué significa antioxidante y cómo actúa en nuestro organismo?

Antioxidante se refiere a la actividad que vitaminas, minerales y otras sustancias, como el licopeno, tienen sobre sustancias o células malas que son llamadas radicales libres (presentes, por ejemplo, en tumores malignos). Lo valioso del licopeno es que ralentiza el crecimiento de estas células malas y muchas veces, con un consumo constante, las elimina.

El tomate está compuesto en 94% de agua, por ello es ideal incluirlo en nuestra dieta, además de ayudarnos a mantener nuestro peso, sirve para evitar problemas en el tracto urinario. Gracias a su aporte de potasio y folato, nos ayuda a reducir el colesterol, nos protege de enfermedades cardiovasculares. Y por si fuera poco, nos ayuda a tener una piel linda y unos dientes sanos.

Cuanto y cómo comerlo

No existe una norma establecida, pero se recomienda un consumo diario de 6,5 mg a 30 mg de licopeno. Los tomates frescos concentran entre 0,88 y 7,74 mg/100 g de esta sustancia, lo que equivale a dos tomates medianos.

La cocción del tomate no degrada el licopeno, por el contrario, lo potencia. Por eso es muy recomendable consumir el tomate en salsas, en kétchup y en mermeladas, para aprovechar mejor el licopeno, pero también conviene comerlo fresco en ensaladas, en sopas o deshidratado.