Ante una Plaza de Mayo colmada, repasó los logros del kirchnerismo y vaticinó que un candidato de su espacio la sucederá: “Este proceso de transformación debe continuar”. Duras críticas a opositores y a un sector del peronismo.
Ante un multitudinario marco de público, la presidenta Cristina Fernández cerró ayer los festejos por los aniversarios de la asunción de Néstor Kirchner y la Revolución de Mayo, con críticas a opositores, sindicalistas, medios y sectores del peronismo vinculados a la “represión”, llamó a votar “continuidad y no el cambio” y pidió no sentir “tristeza” por su último acto en esta fecha patria. Con un fuerte homenaje a su esposo Néstor Kirchner como eje de un discurso de más de una hora, la jefa del Estado también pidió a los candidatos del oficialismo “que den lo mejor de sí” y sugirió “estar atentos a lo que suceda” tras recordar “las sublevaciones de policías” provinciales el año pasado.
“Algunos lo tacharon de setentista e ideologizado, pero los que son verdaderamente setentistas e ideologizados son los que quieren retornar a un pasado de ajuste, de represión, de un gobierno sin pueblo.
Nosotros somos el gobierno de la transformación y el cambio”, marcó diferencias la mandataria. Sobre el final de su discurso, y con fuerte tono electoral, atribuyó las críticas a su gobierno más que a las políticas económicas y sociales, a “la política de Derechos Humanos” que impulsó Néstor Kirchner desde 2003 y que advirtió, “no nos van a perdonar nunca”. Afirmó que “este proyecto de transformación de 12 años se debe profundizar y continuar.
Los que quieren cambio que nos expliquen a todos los argentinos qué cambio quieren”. En una fuerte autocrítica, afirmó que Kirchner “vino a saldar una deuda” del peronismo:
“Teníamos que hacernos cargo, nosotros los peronistas que muchas veces de un lado había una víctima y entre los victimarios había también algunos que se decían o que eran de nuestro movimiento. A la gente no se le puede mentir, hay que decirle las cosas que nos pasaron, por eso decía que era una paradoja”, añadió.
“Nuestro movimiento político en especial, teníamos una deuda que al mismo tiempo era una paradoja, porque parecía que a nuestros dirigentes no les importaba los derechos humanos y sin embargo, las principales víctimas del terrorismo de Estado habían sido jóvenes que se identificaban con Perón y con Evita”, señaló.
En otro tramo de su extenso discurso, la mandataria nacional se defendió de las acusaciones por presunto enriquecimiento ilícito: “no tengo nada de qué avergonzarme” ya que “no tengo cuentas en el exterior” mientras “encontraron muchas otras cuentas y nadie publicó ningún informe”. “No tengan miedo, pueden difamar a mi hija, maltratar a mi hijo, decir de mí cualquier cosa, pero mientras sea Presidenta voy a seguir defendiendo los intereses del país y seguir pagando a todos los acreedores en forma equitativa e igualitaria” afirmó tras criticar a los fondos buitre.
También lanzó un mensaje al sindicalismo opositor que impulsa nuevos paros: “Yo espero que a partir del 10 de diciembre los mismos dirigentes sindicales pongan la misma fuerza para defender los mismos beneficios que los trabajadores argentinos han logrado en estos 12 años”, afirmó la mandataria, tras destacar el escenario de “paritarias libres” que impulsó Kirchner. Finalmente lanzó una advertencia: “Estemos atentos todos de lo que pasa, porque tal vez, ojalá Dios no lo quiera y no lo permita, intenten hacer cosas, para enojar a la gente para que la gente se asuste y se enojen contra alguien.
En estos días vimos algún episodio de sospechosa inusitada violencia”, dijo. “No hagan tanto ruido para que ellos puedan decidir libremente el rumbo que tomará la patria, que no tengo ninguna duda, seguirá siendo el rumbo del cambio y la transformación que hemos venido realizando en estos doce años de gobierno”, finalizó.