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Cristina condenada: en la trilogía de la corrupción K, aún falta la última parte

Primero fue la Ruta del Dinero K. Luego la Causa Vialidad, por la cual acaban de condenar a la vicepresidenta a 6 años de prisión. Falta Hotesur-Los Sauces, donde también están acusados Máximo y Florencia, sus hijos.

Pocas veces en la historia hubo tanta unanimidad sobre cuál sería el veredicto de un tribunal: la condena a la vicepresidenta Cristina Kirchner por corrupción la daban por descontada unos y otros, incluso ella misma.

Los unos, porque consideraban que los fiscales Diego Luciani y Sergio Mola probaron sin dudas que durante los gobiernos kirchneristas se direccionó obra pública al empresario amigo Lázaro Báez, pagándole sobreprecios y perdonándole incumplimientos, para robarle plata al Estado.

Los otros también creían que saldría condena y no absolución, pero porque “la sentencia está escrita de antemano. Es una decisión anunciada, enfilada a desacreditar a Cristina y a su fuerza política. A incidir por esa vía en las elecciones del año que viene porque para prescribirla no dan los tiempos”. Así lo publicaron en sus medios militantes.

A esta corriente aportaba la propia Cristina, quien se autopercibía frente a un “pelotón de fusilamiento”.

La única duda consistía en si la condena de la expresidenta sería por administración fraudulenta agravada y asociación ilícita o sólo por el primero de esos delitos. Dos de los jueces del Tribunal Oral Federal 2 -Rodrigo Giménez Uriburu y Jorge Gorini– optaron por esta última opción y por ello la pena resultó de 6 años de prisión e inhabilitación perpetua para ejercer cargos públicos.

La falta de sorpresa no le resta impacto político al fallo. Lo tiene, y en grande. La condenada es la vice en ejercicio pero, sobre todo, lidera al oficialismo. Nunca una figura de tal peso fue hallada culpable de corrupción en la plenitud de su poder.

Queda por ver qué forma tomará ese impacto, que pegará obviamente en la interna oficialista, pero que también puede poner a prueba la resistencia de las instituciones. Depende del mensaje que baje al ala más dura del cristinismo.

Por lo pronto, tras el fallo, ella anunció que no sería candidata a nada el año que viene.

Sin embargo, para la propia Cristina, existe otro efecto del fallo igualmente perturbador. Jurídico, antes que nada. Familiar, al final.

Sucede que al caso Vialidad viene pegado el de Hotesur-Los Sauces, último vértice de la gran trilogía de las causas de corrupción kirchnerista, cuya primera parte es la llamada Ruta del Dinero K, donde por lavar unos 60 millones de dólares ya fueron condenados Lázaro Báez, sus cuatro hijos y otros personajes como Leonardo Fariña, Fabián Rossi y Federico Elaskar.

Hotesur-Los Sauces completa el círculo porque, por las maniobras que allí se denuncian (básicamente el alquiler a los Kirchner de propiedades que nunca usaba), Báez habría “devuelto” el cuantioso dinero que Néstor y Cristina le dieron vía obra pública. Cristóbal López es otro de los acusados en esta causa.

Los delitos cometidos en Vialidad por Cristina, Báez y sus cómplices funcionan como los precedentes del lavado que se investiga en Hotesur-Los Sauces: la ley de lavado de dinero exige que haya sospecha firme sobre el ilícito que generó los fondos blanqueados. Aquí, al haber una condena, el delito ya se consideraría probado.

Sin embargo, por ahora, la causa Hotesur-Los Sauces está cerrada: hace un año, Cristina logró ser sobreseída antes de que hubiera juicio, privilegio inédito e insólito del que gozó también en los casos Dólar futuro y Pacto con Irán. La Cámara de Casación revisa en estos días esa sentencia. En febrero daría a conocer su opinión.

Si ordenara reabrir el expediente, es decir, que se realice el juicio, además de la vice, Lázaro y López, en el banquillo se sentarán también Máximo y Florencia Kirchner. Fue en la investigación de esta causa que se hallaron 5,5 millones de dólares cash en una caja de seguridad de la hija menor de Cristina. Ella, del grupo familiar, es la única que carece de fueros que la salven de la cárcel.

Sería el tercer capítulo de una larga historia de investigaciones judiciales, iniciadas más de una década atrás, que fueron desnudando una única matriz de corrupción, descomunal y nunca vista.

La trilogía cuenta, además, con una causa paralela. Un spin off, dirían en el show business. De acuerdo a lo que se vio en la etapa de instrucción, lo que al final se revele en ese juicio promete ser más impactante que todo lo conocido hasta ahora.

Los Cuadernos de la corrupción, se llama. Ya le pondrán fecha de estreno.

Por Pablo Vaca
Para Clarín