Haydée Viola, bióloga e investigadora del Conicet y premio L’Oreal por las Mujeres en la Ciencia, analizó el impacto del coronavirus en mecanismos neurocognitivos como la memoria, la creatividad y la ansiedad.
Los efectos del coronavirus en la salud van mucho más allá de lo infectológico y están siendo analizados en todo el mundo. La bióloga argentina Haydée Viola estudia desde hace 30 años la formación de memorias y los mecanismos de aprendizaje a nivel cerebral. Actualmente lleva adelante una investigación sobre el impacto de la pandemia en la ansiedad, la depresión, la creatividad y la memoria de la población argentina. Por su trayectoria y por este trabajo, fue recientemente galardonada con el Premio L’Oréal–UNESCO “Por las Mujeres en la Ciencia 2021”.
Uno de sus principales hallazgos es que hay un impacto diferenciado según factores como el género, la realización o no de actividad física y la extensión del aislamiento social de las personas.
“Encontramos que las mujeres experimentan un mayor grado de ansiedad y depresión que los hombres; también que realizar actividad física con una alta frecuencia (más de tres veces por semana) se asocia con que las personas evidencien menores niveles de ansiedad y depresión; de la misma manera que haber guardado confinamiento se asocia con mayores niveles”, detalló Viola (54).
“Somos seres sociales, haber tenido que aislarnos repercutió negativamente en nuestro estado mental”, sostuvo, quien es doctora en Biología por la UBA e investigadora Principal del Conicet en el Instituto de Biología Celular y Neurociencias “Dr. Eduardo De Robertis”
-Doctora, ¿a qué se debe que las mujeres perciban mayores niveles de ansiedad y depresión que los varones?
-Este hallazgo no es privativo de Argentina, sino que investigaciones en otros países arrojan resultados similares. Consideramos que la mujer tiene una carga mayor de tareas de cuidados familiares y domésticos, y que mayormente se encuentra en desventaja salarial, económica, laboral y a esto se sumó, en aquellas que tienen hijos, el seguimiento de la actividad educativa.
-¿Qué efecto tuvo la campaña de vacunación en estos síntomas?
-Al principio, se observó que las personas vacunadas, con edad más avanzada o alguna co-morbilidad, presentaban menores niveles de depresión. Pero esperar la vacunación también aumenta el nivel de ansiedad. La pandemia es dinámica y queremos observar cómo cambian estos parámetros a lo largo del tiempo.
La investigación (actualmente en curso) comenzó en octubre de 2020, con la realización de una encuesta a través de las redes sociales, consultando a jóvenes de la zona del AMBA cuál era su percepción del impacto del aislamiento social y la pandemia en sus niveles de estrés y ansiedad. Esa primera encuesta fue diseñada por el biólogo e investigador Fabricio Ballarini, quien convocó a Viola para analizar los resultados.
“Luego hicimos una segunda encuesta en mayo de este año, ya con la campaña de vacunación iniciada, ampliando el número de casos y establecimos dos grupos: uno de 18 a 30 años y otro de 31 a 50. Finalmente se lanzó una tercera encuesta en noviembre, para ver cuál es el impacto a medida que evoluciona la pandemia en el tiempo”, explicó Viola.
Hoy, conforman el grupo de trabajo cinco investigadores y cinco estudiantes del CONICET, la UBA y el Instituto Tecnológico de Buenos Aires (ITBA). Las primeras encuestas se enfocaron en medir los efectos de la pandemia en la ansiedad y la depresión, a través de cuestionarios autoadminstrados en los que las personas responden cuál es el nivel de estrés o ansiedad que sintieron en las últimas dos semanas, en una escala de frecuencia y valores de intensidad.
Con los fondos que otorga el premio L’Oreal (un millón de pesos), la investigación proseguirá para conocer cuál es el impacto de la pandemia en otras funciones cognitivas como la memoria, la creatividad y el aprendizaje, y se hará un especial seguimiento a personas que padecieron Covid, para evaluar los efectos a largo plazo de esta enfermedad.
-¿Por qué es importante investigar los efectos de la pandemia en la salud mental y las funciones cognitivas?
-Es importante porque este tipo de investigaciones permiten conocer cuáles son los grupos más vulnerables, identificar factores y grupos de riesgo. El rol de la ciencia es generar conocimiento para tomar mejores decisiones. Conocer los procesos que ocurren en el cerebro nos permite afrontar mejor los desafíos. Lo vimos con la irrupción de la pandemia: se pudieron hacer test diagnósticos, vacunas y telas para barbijos gracias a que teníamos un sistema científico que -pese a todas las crisis- seguía en pie y funcionando.
-Gran parte de las integrantes del sistema científico argentino son mujeres, ¿cree que están suficientemente visibilizadas y reconocidas?
-En lo personal nunca me sentí en desventaja por ser mujer para avanzar en mi carrera como investigadora o docente. Pero sí existen desigualdades en el sistema científico. Al Conicet ingresan más mujeres como becarias, pero en la cima hay muchos más varones. Tenemos habilidades y capacidades cognitivas similares. Pero destinamos más horas de trabajo y energía a ocupaciones no remuneradas de cuidado familiar y doméstico, lo cual repercute en la productividad y nos pone en desventaja… Felizmente la sociedad está cambiando: hay una nueva mirada y un compromiso más parejo, pero aún tenemos que seguir evolucionando para lograr igualdad de condiciones.