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Ahogo por inmersión: ¿cómo prevenir y qué hacer ante un episodio?

Expertos advierten sobre la importancia de tomar ciertas precauciones para prevenirlo y explican se debe actuar.

Con la llegada del calor, muchas personas eligen refrescarse en piletas o vacacionar en lugares con mar, río o lagos, pero, durante esta época del año, también es muy común que se produzcan diferentes incidentes que pueden poner en riesgo la salud de grandes y chicos y que, en la mayoría de los casos, se pueden evitar si se ponen en práctica algunas medidas de prevención.

Debido al contexto de pandemia, este año se deben redoblar los esfuerzos, no solo para evitar dichos incidentes, sino también para no saturar el sistema con cuestiones prevenibles.

Por debajo de los 5 años, esto sucede generalmente en piscinas de clubes o familiares, con la presencia más o menos cercana de adultos.

Los preadolescentes y adolescentes se ahogan generalmente en aguas oscuras en movimiento (incluso algunos que nadan aceptablemente). Las causas primarias y generales de los ahogamientos son el incumplimiento parcial y a veces casi total de las pautas de seguridad.

“El ahogamiento se produce cuando el aire no llega a los pulmones debido al ingreso de agua, lo cual ocasiona falta de oxígeno en la sangre y puede, a su vez, derivar en un posterior daño cerebral“, explica la Dra. Valeria El Haj, directora Médica Nacional de Ospedyc.

En este sentido, compartió una serie de medidas simples que se pueden implementar para evitar este acontecimiento:

● No dejar a los niños solos en una bañera, pileta, pileta de lona, tanques australianos, o diversos recipientes donde pueda introducirse un niño. Se recomienda supervisar permanentemente a los menores que se encuentran cercanos a una superficie de agua -ya que esto reduce la probabilidad de ahogamiento en un 80%-; y, en el caso de las piletas se recomienda colocar un vallado que rodee todos sus bordes.

● No nadar o navegar después de haber ingerido alcohol, sedantes o cualquier tipo de estupefaciente.

● Considerar la propia capacidad para nadar y no sobreestimarla. En caso de ser necesario, se recomienda utilizar dispositivos de flotación personales de forma apropiada.

● Ante la caída accidental o naufragio en aguas oscuras (arroyos, ríos, lagos y mar) deben sacarse inmediatamente: zapatos, pantalones (ambos sexos) y pulóveres o camperas. Limitarse a “flotar” y concentrarse en pensar cuál puede ser la mejor manera de pedir socorro: verbal, gestual.

La importancia de contar con un cerco perimetral en cada pileta

Para contar con un cerco perimetral óptimo, se recomienda: tener 1,30 m de alto como mínimo, enterizo o con barrotes verticales separados por una distancia máxima de 10 cm (jamás barrotes transversales que faciliten el “efecto escalera”).

El cerco debe tener una puerta única con un mecanismo de apertura; cierre no accionable por niños pequeños; no dejar mesas, sillas o reposeras próximas al cerco, que faciliten su escalamiento; los bordes y el piso de la piscina deben ser de material antideslizante; las piletas “inflables” o “desarmables” que no cuenten con cerco deben ser siempre vaciadas totalmente luego de su uso diario.

Proporción segura entre número de cuidadores y niños: Lactantes: 1 adulto por cada niño/a; de 1 a 2 años: 1 adulto cada 2 niños/as; de 2 a 3 años: 1 adulto cada 3 niños/as; y luego de los 4 años: de acuerdo al grado de aprendizaje de la natación que tengan los niños/as.

Cómo ayudar a una persona que está en situación de ahogamiento

Para ayudar a una persona que sufrió un episodio de ahogamiento, se recomienda brindarle primeros auxilios, buscar atención médica de inmediato y solicitar un Desfibrilador Externo Automático, para utilizar en caso de que sea necesario.

“Si la persona no responde, se debe comenzar con la reanimación cardiopulmonar (RCP), la cual debe determinarse tan pronto como sea posible”, explica la Dra. Valeria El Haj. Para una correcta realización de las maniobras de RCP, la especialista aconseja: asegurarse de que la víctima esté tendida de espaldas y sobre una superficie firme y plana; retirar su ropa para dejar el pecho descubierto; colocarse de rodillas de manera perpendicular al cuerpo de la víctima, ubicar la base de una mano en el centro del pecho (sobre la mitad inferior del esternón) y la otra por encima de la primera; con los brazos firmes y sin flexionar los codos, comenzar a realizar compresiones con fuerza, rápidamente y de forma constante (el ritmo y frecuencia debe ser entre 100 y 120 compresiones por minuto); dejar que el tórax vuelva a su posición normal, y realizar las compresiones hasta que la víctima se recupere, o hasta la llegada de la ambulancia; y realizar desfibrilación precoz.