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Acompañar en el duelo: cómo contener a niños que quedan sin sus padres de forma repentina

Los femicidios, los accidentes de tránsito y las enfermedades terminales se han cobrado cientos de vidas en el último tiempo. Las muertes repentinas de personas jóvenes dejan, indudablemente, además del trauma por el hecho en sí, otros daños que pueden llegar a doler más que la propia muerte: los hijos que quedan sin sus padres.

El dolor por la ausencia puede dañar tanto que las secuelas podrían ser irreversibles si no son tratados a tiempo, y por ello se resalta la necesidad de acompañar en el duelo a esos niños que han quedado sin uno de sus pilares esenciales de la vida.

La Lic. Rosario Sanguedolce, psicóloga infantil, explicó que si bien, cada caso es particular y encierra sus propias características, todos tienen como común denominador la necesidad del acompañamiento después de la tragedia que para ellos representa la muerte de un padre o una madre.

“Siempre ante una pérdida, es necesario que haya una ayuda terapéutica, por la situación traumática en sí. Hay que resaltar que, por un lado habrá un duelo, porque hay una pérdida de uno de los progenitores y todo lo que eso implica, más allá del vínculo que haya habido. Eso se agrava cuando se trata de situaciones traumáticas como mamás que fallecen por femicidio, porque seguramente esos niños han vivido situaciones de tensión o miedo previamente, hasta el desenlace. Entonces, hay que acompañar en el duelo que implica la pérdida, hasta aceptarla. El duelo tiene varias etapas, y obviamente que el tiempo del duelo va a depender de cada uno. Es algo muy subjetivo, muy individual. Y aquí se trata de tolerar esta pérdida y poder, de alguna forma, resignificar el vínculo y elaborar lo que se ha ido, y poder armarse de vuelta, desde otros discursos con la ausencia presente, porque será eso: una ausencia que siempre estará presente”, explicó la Lic. Sanguedolce, como inicio del proceso.

Y para ello aconsejó ayudar al niño a volver a su vida, sin presiones pero sí con la motivación que implica la necesidad de retomar su vida.

“Es importante que el niño pueda retomar sus actividades, su vida cotidiana teniendo en cuenta que hay una ausencia, que es dolorosa aceptarla y poder rearmar su discurso en el que pueda encontrar otra forma de vida, otros horizontes, reencontrarse con lo que le hace bien, buscar sustitutos en cuanto al apoyo, en amigos, en familiares.

Hay algo que no podemos olvidar y es que la ausencia siempre estará, pero hay que hacerla tolerable”, sostuvo sobre el duelo que puede aplicarse a cualquier niño o adolescente que ha tenido una pérdida.

Aclaró además que parte del duelo es tener tristeza, desinterés por las cosas, desgano, enojo, rabia, agresividad, entre otras manifestaciones. “Estas manifestaciones son normales y esperables en los niños, sumados a trastornos del dueño, problemas de alimentación. Esto ocurrirá hasta que el niño elabore la pérdida con los adultos que lo rodean y acompañan, volviendo a su vida, reencontrándose con sus amigos. Esto llevará su tiempo. Puede variar según el niño o el adolescente, según su historia, sus recursos psicológicos y emocionales que tenga. Y en este caso, cuando esto se prolonga, cuando vemos que ese hijo todavía no puede elaborar su duelo y recomenzar su historia, es ahí donde se necesitará la ayuda terapéutica.

Entonces, el acompañamiento de los familiares pasa por poder observarlos, contenerlos y ver si están pudiendo rearmar su proyecto de vida. De no ser así hay que buscar ayuda profesional”, remarcó Sanguedolce. 

“Se puede salir, pero con mucha ayuda”

Los procesos pueden ser cortos o largos. Todo dependerá del niño o el adolescente y de la manera en la que se encuentre psicológicamente en ese momento.

Igualmente dependerá también de la forma en que e perdió a esa parte tan fundamental en la vida, como lo es la madre o el padre.

“Se puede salir, con mucha ayuda terapéutica, con ayuda de todos, donde el entorno familiar o los amigos puedan ser sostén y contención, sumado siempre la ayuda terapéutica. En casos así, siempre tiene que haber un profesional que ayude y acompañe”, sentenció la Lic. en Psicología infantil, Rosario Sanguedolce.

Qué ocurre con las pérdidas trágicas de madres por femicidio: los niños deben elaborar un doble duelo

En la pérdida de una madre o padre, en un contexto de violencia, la situación puede complicarse.

“En el caso de pérdida repentina, en donde no se espera, se convierte en algo traumático, porque es algo que viene a desestabilizar el equilibrio emocional del niño. Ahí hay que sumar la elaboración de lo traumático también, porque no es solamente elaborar la pérdida o el duelo, sino la forma en la que la ausencia ha ocurrido”, explicó la Lic. Rosario Sanguedolce.

De esta manera, ahondó en el tema de las muertes por femicidio: “En estos casos hay una doble pérdida, porque además de una madre que muere, hay una figura paterna que se cae. Aquí ya no hay un sostén simbólico; es un papá que ha transgredido los límites, las leyes. Entonces, en este punto, el niño tiene que elaborar una doble pérdida. Hay que buscar la manera de reacomodarse a esta ausencia total de una mamá que no estará más, que ha dejado de tener vida de una forma violenta; y por otro lado también ver la forma de elaborar el lugar del papá que sigue vivo, pero que su función se ha desdibujado, porque no hay posibilidades. Esto tiene que ver porque también se suman los temores. Seguramente estos niños han vivido situaciones de violencia antes del desenlace. Son niños que tienen la huella del maltrato infantil.