En la más absoluta intimidad, la familia despidió los restos del menor que falleció al salir despedido del automóvil en el que viajaba.
Frías (C) En la absoluta intimidad de un dolor indescriptible y sólo con sus seres queridos, la familia de Lucía Niño, su papá Oscar, hermanos —y uno que otro amigo muy cercano— decidió darle su último adiós a Julián Niño, el pequeño de 4 años que perdió la vida el viernes en un trágico accidente sobre la Ruta Provincial 6, a 10 kilómetros de Frías.
La noticia ha desmembrado el sentimiento de los frienses primero por tratarse de un chiquito de 4 años y segundo por ser el integrante de una familia muy reconocida en Frías, ya que Oscar (64) es un médico veterinario —oriundo de Córdoba—, pero que hace muchos años decidió radicarse aquí donde emprendió su vida comercial, también la laboral profesional y con mucha participación en la formación dirigencial de uno de los clubes más reconocidos del norte del país como lo es el Club Atlético Talleres.
En Frías, Oscar conformó una familia con el nacimiento de sus hijos, quienes crecieron, estudiaron, se profesionalizaron en otra provincia y siguieron desarrollando su vida laboral en esta ciudad tanto con actividades relacionadas a la vida pública de la ciudad.
En el caso de la Dra. Lucía tanto en el Poder Judicial y en la estructura municipal, como su hermano en la vida deportiva y pública de Frías.
“Buena gente, gente conocida la familia Niño”, es por esa razón que cuando la fatalidad tocó a su puerta el sacudón en toda la ciudad fue enorme y doloroso.
Luego del terrible vuelco, al pequeño Julián se le apagó su vida. Lucía —que trabaja en la Defensoría Penal de Frías— y su papá Oscar fueron asistidos: él en el hospital de Frías. Ella fue derivada hasta la ciudad Capital donde se le realizan estudios de alta complejidad. A última hora de la noche del viernes fue trasladada nuevamente a Frías para continuar bajo observación y sin que corriera peligro su vida.
Ayer en la intimidad de un espacio de la empresa de Servicios de Sepelios, su mamá Lucía, su abuelo Oscar (golpeados por el accidente) y el resto de la familia en una absoluta, entendible y muy respetada intimidad, le profesaron su último adiós al pequeño Julián.
Luego llevaron sus restos hasta el cementerio local.
En la ciudad y en las redes, cientos de mensajes de contención por parte de amigos se han sumado a las lágrimas simplemente para acompañar un dolor que se multiplica en amigos, compañeros de trabajo y vecinos de los Niño.