La víctima expresó que notó faltante de dinero en la caja registradora de su taller. Uno de los sospechoso sería su sobrino.
Cansado de que a diario le falte dinero de la caja registradora de su taller mecánico, ubicado en el barrio Alberdi, un comerciante decidió denunciar a dos de sus empleados por el hurto de mercadería, valuada en más de dos millones de pesos.
El atraco, bajo la modalidad de “robo hormiga” salió a la luz ayer por la mañana cuando Roberto (66) se presentó en la Comisaría Segunda y denunció que desde hace unos meses notó el faltante de dinero y harto de esta situación decidió enfrentar a sus empleados.
La víctima contó que desde el año 2006 posee su comercio sobre avenida Hipólito Yrigoyen al 1400. Dedicado a la reparación de bombas e inyectores convencional y electrónico de vehículos.
Sobre el hecho explicó que el negocio lo comenzó en sociedad con uno de los denunciados y su hermano, cuatro años después se sumó al comercio su sobrino, que al igual que el otro acusado cumplián funciones de mecánicos.
Expresó que desde un primer momento comenzó a notar el faltante de insumos y herramientas y gran cantidad de dinero en efectivo desde el interior del taller. A fines del año 2021 uno de los acusados renunció sin pedir indemnización, y al poco tiempo comenzó a adquirir costosos elementos de trabajo.
Sostuvo que el pasado 25 guardó $3.000 pesos dentro de un armario para pagar una encomienda y el lunes 27 cuando fue a buscar la plata faltaban 1.000 pesos y el único que sabía era otro de sus empleados a quien había contratado tres meses atrás.
En la jornada de ayer, cuando abrió las puertas de su comercio, nuevamente notó que le faltaba dinero por lo que cansado de ser víctima de robos durante la jornada de ayer decidió citar a todos los empleados.
Allí su sobrino reconoció que le había dado una copia de las llaves del comercio al otro acusado —que no trabajaba más en el lugar— y además admitió que él tomó dinero excusándose: “Tío, lo que yo hice, lo hice por necesidad, pero yo no soy el único”.
Ante ello y ofuscado por la situación, le solicito que le entregara la llave correspondiente que la fue buscar desde su domicilio y, de forma paralela, le solicitó que se retire del lugar informándole estaba desvinculado del taller.
La víctima expresó que lo sustraído —entre herramientas y repuestos— llegaría a un monto de dos millones de pesos, aparte del dinero que le robaban cotidianamente. Expresó que lo último que le robaron fue cuatro inyectores para reparar, valuados en $ 360.000 cada uno.
La Dra. María Eugenia Callegaris, fiscal de turno, enterada de la denuncia ordenó que se dé participación a la Brigada de Investigaciones.