Una vez culminada la etapa de alegatos en el juicio por el crimen de Fernando Báez Sosa, todo se definirá el próximo 6 de febrero cuando el Tribunal Oral en lo Criminal 1 de Dolores dé a conocer su veredicto contra los ocho rugbiers acusados de matar al joven en Villa Gesell el 18 de enero de 2020.
Después de tres semanas de intensos debates, testimonios inesperados y polémicas, las audiencias terminaron con el pedido de absolución por parte de la defensa de los agresores, mientras que del lado de la Fiscalía y los damnificados solicitaron la pena de prisión perpetua para todos los involucrados en el brutal crimen que conmocionó al país.
Ahora el tribunal encabezado por la jueza María Claudia Castro deberá decidir qué penas aplica y cómo se computarán los años en los que los acusados ya estuvieron tras las rejas.
El miércoles 25 de enero fue el turno de los alegatos de la querella y la Fiscalía. Esta jornada, que duró más de 10 horas, fue decisiva ya que ambos letrados coincidieron en el pedido de condena.
«Se los acusa a todos por igual por el delito de homicidio doblemente agravado por alevosía y por el concurso premeditado de dos o más personas en concurso ideal con lesiones”, señaló el fiscal Juan Manuel Dávila. En sus pedidos de condena se detalló el rol de cada uno de los rugbiers en el ataque y crimen.
Además, y algo que sorprendió, fue la denuncia por «falso testimonio» contra Juan Pedro Guarino y Thomás Colazzo: “No se acordaron de nada… No tengo dudas de que por una omisión, mintieron”.
Más tarde la querella a cargo de Fernando Burlando, Facundo y Fabián Améndola y el equipo de abogados, continuó con los pedidos de condena e imputación.
Después de varias horas concluyeron que todos los imputados tenían la misma responsabilidad y rol en el asesinato de Fernando, motivo por el cual también solicitaron prisión perpetua.
“Todos participaron, todos pegaron, todos mataron”, sentenció Fernando Burlando a la salida del TOC 1 pasadas las 21.
Al día siguiente, 26 de enero, se dio lugar a los alegatos por parte de Hugo Tomei a cargo de la defensa de los rugbiers. Aunque se esperaba una jornada más extensa, el abogado solo estuvo un poco más de una hora con la lectura de condena.
Tomei pidió la absolución de todos los acusados ya que el crimen «no estaba comprobado» y dijo que «toda evidencia está contaminada». Luego pidió la nulidad del secuestro de celulares y prendas de vestir obtenidas en el allanamiento del 18 de enero de 2020.
Aun así, ningún letrado del juicio permitió el avance de este pedido y en el alegato el abogado defensor pidió tres posibles imputaciones y sentencia contra sus clientes.
«No hubo dolo y no veo la planificación, no hubo estado de indefensión, sino una agresión de mis defendidos hacia el otro grupo y eso hecho debe ser calificado por homicidio en riña o agresión o en su defecto homicidio simple con dolo eventual, y también el homicidio preterintencional», expresó Tomei.
El próximo 6 de febrero el TOC 1 de Dolores dará a conocer la sentencia contra los ocho acusados.
Las posibles condenas
La figura del homicidio en riña o agresión al igual que el preterintencional prevén penas de hasta seis años de prisión. El primero se trata de una agresión donde no se tiene la intención de ir a matar pero hay un resultado muerte y donde no se puede identificar a el o los autores del crimen.
En el homicidio preterintencional sí hay una intención de ir a provocar una lesión pero de una magnitud tal que no es provocar la muerte. En esta figura penal el autor está determinado.
El homicidio con dolo eventual quiere decir que los imputados debieron haberse percatado que con las patadas y puñetazos que le dieron a Fernando Báez Sosa podrían ocasionar la muerte, pese a lo cual prosiguieron con su accionar. Esa figura penal contempla una pena de ocho a 25 años de prisión.
Ninguna de las condenas pedidas se compara con la prisión perpetua solicitada por el particular damnificado y la fiscalía, que prevé una pena de 35 años, tal como establece el Código Penal.
Después de su planteo ante el Tribunal se le otorgó la posibilidad de la «última palabra» a los ocho rugbiers. En un discurso rápido, donde se pudo detectar que fue guionado de principio a fin, los acusados pidieron perdón.
«La verdad que no me conmovieron, ninguno me miró. Lo dejo pasar como algo desapercibido. No les creo nada, es tarde porque yo no voy a recuperar a mi hijo», manifestó con angustia Graciela, madre de Fernando Báez Sosa, quién antes de los alegatos de Tomei también tuvo la oportunidad de decir las «últimas palabras».
«Nunca pensé que estaría en este lugar. siempre pensé que algún día se recibiría y estaría viendo cómo iba a defender a las personas y no estar acá por su asesinato», expresó.